"No
digáis que agotado su tesoro,
de
asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá
no haber poetas, pero siempre
habrá
poesía..."
("Rimas", de Gustavo Adolfo Bécker )
No preguntes
de dónde viene la poesía
No busques la respuesta
en
los poetas.
La
poesía no es de libros
ni
es de páginas,
ni de las webs,
ni
de los anaqueles;
ni de repisas apiladas
ni
de olvidados entrepaños
en
las heladas estanterías
que
tan poco han visto luz
y
tanto siguen viendo polvo
-aún
cuando las limpian-,
en
librerías anquilosadas
o
en disecadas bibliotecas.
Ni
es de revistas
con
tiradas recordistas
ni
de "best sellers"
con
millones en galera
La
poesía tampoco es de palabras
sembradas
como en un invernadero
en
los labios embalsamados
de
reyes del histrión
ni de líderes del show
ni de los campeones declamadores
ni de los ases de la locución
ni en la de los oradores permanentes
ni de los charlatanes eventuales
ni
en las de los cantamañanas
partidarios
de políticas
ni en las de gallos cacareantes por azar.
Ni
es de plumas,
ni
de lápices,
ni de bolígrafos
ni
de ninguno que otro "grafo".
La poesía
no es de imprentas
ni de papelerías
ni de bazares acaudalados
ni de boutiques
-¡mucho menos!-
ni
es de caracteres digitálicos
ni
de máquinas dactilógrafas,
ni de carboncillo,
ni es de geroglíficos
ni de códices ilegibles
o
borrados casi
No
preguntes
de
dónde viene la poesía.
No busques la respuesta en los poetas.
La
poesía no es de libros.
La da la naturaleza.
La
traen la lluvia, el sol
el viento, el pan, el frío
las sequías y las exequias,
las exequias y los nacimientos
las tormentas
los seísmos, los tsunamis, los
secuestros
-los
más sonoros y los más esquivos-,
y
las hambres.
Viene
también en las matanzas
en
las de fuego abierto
y
en las de fuego lento.
La
traen los pájaros cantores
pero
también los mudos
los plumíferos y los de hierro
esos que arrojan plomo y pólvora secante
y
las abejas con flores y sin flores
con
y sin flores que libar.
La
poesía yace,
pero también, a veces,
pace
en los surcos
en
las siembras que todo lo alegran
con
sus frutos frescos
y
en las que enlutan todo con engendros fatuos.
La
poesía yace
por
entre el trigo que se despeina con el viento
en la semilla, en la simiente
y
en el semen,
tanto en el semen primerizo
como en el debutante,
en el "de gatillo alegre",
en
el decepcionado
en
el pródigo y en el escaso,
en el entusiasta,
en el decadente
y
también en el cansado semen.
La poesía yace y pace
entre
las flores y las plantas,
en los jardines y en los páramos
entre
los montes y los pastos.
A
menudo también salta, ataca
se violenta
agrede,
ahoga, asfixia,
aniquila, apresa, enyuga
y
aumenta peligrosamente
los ingresos en los manicomios
y las
poblaciones carcelarias.
No
preguntes
de
dónde viene la poesía
No busques
la
respuesta en los poetas.
La
poesía no es de libros
LA
DA LA NATURALEZA…
Los
poetas sólo hacemos
encontrarla,
descubrirla
Lo que hemos o no escrito
son
sólo hallazgos
o
pérdidas
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