Los amo a todos.
Amo a mi madre
y a las madres,
creadoras del hombre y todopoderosas
las que dan a sus hijos
el toque mágico
del ser humano.
A todos
Los amo a todos.
Amo a los padres;
al que tuve,
y al que no tuve, -a los dos-,
Y al que tengo,
-los tres-,
sin los cuales
hubiera sido imposible llenar mis sueños
de anhelos tan contradictorios.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A mis hermanos;
al varón,
-como yo-,
y a la hembra,
también como yo.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A mis mayores
y a los mayores.
A mi abuela,
(madre de mi padre);
a mi abuelo,
(padre de mi madre;
Los otros dos, no los tuve;
pero también los amo.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A mis maestros,
a los que me aprobaron
y los que me suspendieron.
Siempre un poco más a los primeros pero,
mucho,
mucho más,
a los que más me enseñaron
a saber la vida.
A todos.
Los amo a todos.
A
todos
Los amo a todos.
A mis compañeros de estudio,
-más a los de fechorías y de indisciplinas-,
y a los que iban con el chisme a los maestros.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A mis amigos,
a las mujeres de mis amigos,
a las amantes de mis amigos;
y a los amantes de las mujeres de mis amigos que,
a veces,
también, son mis amigos...
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A mis enemigos;
a los de espaldas,
a los de costado,
y a los de frente,
que son los menos,
pero son los mejores,
y los amo más.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A los conocidos y a los desconocidos.
A veces, más a los segundos.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A los que sueñan,
a los que despiertan,
a los que luchan,
a los que sufren;
a los que sufren en silencio
para que tú no sufras,
y, aunque no lo parezca,
luchan,
y también sueñan.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A los inválidos que caminan
en los sueños;
a los ciegos,
que se miran hacia dentro;
a los sordos
que se escuchan
campanadas en el pecho
y también se miran hacia fuera
y a todos nos encuentran.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A los que hieden,
por el poco de limpieza que conservan;
a los pulcros,
por ser tan poca la impureza que les queda.
A todos
Los amo a todos.
A
todos.
Los
amo a todos.
De
los crueles,
de
los asesinos,
amo
al hombre
para,
así,
poder
odiar más fuerte
a
la bestia que lo empaña.
A
todos.
Los
amo a todos
A todos.
Los amo a todos.
Amo a los viejos,
que todos fueron jóvenes,
-y muchos siguen siéndolo-,
y amo a los jóvenes,
que no todos serán viejos,
pero no lloran por eso.
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A los niños que son niños,
a los niños que son hombres
a los hombres que son niños
A todos.
Los amo a todos.
A todos.
Los amo a todos.
A las matronas
a a las comadronas,
incluso,
a la que me asistió en mi nacimiento.
A los doctores,
y ahí me incluyo;
a los artistas y a los poetas,
a los buenos, a los malos y a los peores.
Ahí también me incluyo,
y no confieso en qué fragmento.
Pero, sí: ¡Los amo a todos..!
A los intelectuales,
a los funcionarios
a los obreros,
-los de las fábricas y los de la tierra-;
y a los burócratas,
-originales y copias-,
hasta al que asentó
mi acta de
nacimiento
en el Registro Civil
y a mi
porque, en fin,
amo al hombre
y a todos.
Los amo a todos.