(Poesía)
El de ahí al lado es flor de tu cosecha,
la misma savia que el alma te engendró.
El de ahí al lado es pan de tu ancha hornada,
el de ahí al lado se llama como vos.
El de ahí al lado, ¿lo ves?; se te parece.
Tiene ojos, sueños, y ostenta un corazón.
Tal vez no viste tu suerte o tu elegancia,
pero está al lado, tragándose el sudor.
El de ahí al lado es cierto y, por ser cierto,
anduvo un trecho y tuvo una sanción;
por eso es bello, aunque no te lo parezca.
Por eso trajo su hambre y su canción.
El de ahí al lado tal vez no tenga un nombre
pero, ¿quién sabe si tiene la razón?
y, si no la tiene, ayúdalo a encontrarla.
No lo abandones. Tú eres su salvación.
El de ahí al lado puede estropearte el sueño,
la mesa, el traje... la muerte y el dolor...
No lo ignores, no lo eches, no trates de borrarlo.
El de ahí lado será tu salvación.
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