CIENFUEGOS ME DIÓ UN SONETO
(o "LA CANCIÓN DEL CIENFUEGUERO EN EL DESTIERRO")
Se aleja la ciudad, y yo sin alas,
no alcanzo a detener el triste viento
que arrasa su verdor y, en un momento,
de las cumbres me aparta las escalas.
Me quedo atrás al sitio que en las malas
y buenas del andar y el pensamiento
me viera vagar solo, mas contento,
de echar mi voz al viento, aún sin galas.
Yo, que a las gentes fui más que a las salas,
dejo escapar la tierra que, en mi intento,
escarbé con mis hambres como palas.
Quédense, pues, ensueños que frecuento,
y guárdenme el terruño de esas talas
que yo, aunque talado, también siento.
Armando Prieto Sust.
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