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viernes, 18 de julio de 2014

"¡SI YO TUVIERA TALENTO!, y EL LIRISMO NECESARIO PARA DECIR LO QUE SIENTO.."






















                                                                            







Me he horrorizado ante la idea de que se podrían haber equivocado los que han hecho la historia del arte de la humanidad porque, en realidad, los más talentosos quizá nunca se dieran a conocer, y podría haber existido alguien que concibiera, -y que, hasta lo escribiera-, mejor teatro que Shakespeare o que Moliêreque hasta pudiera haberlo puesto y dirigido mejor que ellos. O que, los actores que reconocemos hoy día como los grandes de la historia de la escena y, más aún, del cine, no son más que los que pudieron llegar, desplazando y dejando en el camino a muchos y más talentosos. Y los cantantes, los músicos, los compositores. ¿ Cuántas obras maravillosas y creadores se habrán perdido por falta de "habilidad", o de recursos o simplemente de suerte?. Muchos más, mientras más nos acercamos a los dividendos y prebendas cada vez más crecientes y cada vez más exclusivos que dan la fama y el éxito. 

Me dan escalofríos sólo de pensar que hubo, (y que hay), muchos pintores y artistas plásticos que, una vez consagrados, se han hecho de su taller, donde en realidad pintan y crean sus alumnos o sus empleados las obras que ellos sólo conciben y que, al final, estos artistas consagrados sólo las firman como suyas. Me horroriza, pero ya no tanto. En definitiva, ¿cuál sería la diferencia?.

Me horroricé mucho pensando en esto, durante las más de once veces que entré a una sala de cine para ver --desde los ochenta, que se estrenó, hasta los noventa, que seguí viéndola una y otra vez, aún alucinado-- la película "Amadeus".

Me aterraba la idea de qué hubiera pasado si el señor Sallieri hubiese logrado opacar el genio de Mozart, haciendo uso de su poder. Ahora, con la luz de los años, (no sé si más luminosa o más opaca, sólo he dicho "la luz"), y de alguna indolente indiferencia que nos va creciendo a todos, pienso que lo más posible fuera que Milos Forman sólo exageraba, y quizá nos quería impresionar con habilidad efectista para lograr que el público hiciese precisamente eso que yo hacía: PAGAR POR VER UNA Y OTRA VEZ SU PELÍCULA, que obtuvo como once premios Oscar y unos resultados de taquilla impresionantes.

¿Habrían hecho Milos Forman o sus patrocinadores, para lograr sus nobles objetivos, algo de lo mismo que se le imputaba al infortunado Sallieri en el genial filme ? ¿ O habría sido Pushkin el que ya habría mentido o adulterado la historia?; o, ¿sería él quien repitió, reticente y malicio-
samente, lo que "le contaron" o lo que "encontró" investigando en estas vidas para conseguir la sustancia adecuada como aderezo de su pieza teatral?.

O, ¿sería que, simplemente, Pushkin quiso hacer un alarde de ingenio y de visión de mundo superiores a los de sus ingenuos contemporáneos, quienes morderían el anzuelo, como nosotros ahora mordíamos el de Forman, mientras el muy pícaro se mofaba tras la propuesta de "enfrentamiento entre talento y poder", en un efectista derroche de facultades visionarias a las que Forman, a su vez, les subiría la parada para lograr también lo suyo...?. Todo es posible, y todo vale.

Al fin y al cabo, no somos más que simples mortales que padecemos, todos, los mismos apetitos y las mismas fallas de origen, unos con más y otros con menos posibilidades de artilugios y habilidades para camuflarlos y hacer que parezcan nobles empeños.

Es curioso, pero hoy día se critica mucho la influencia que ejercían en otras épocas los criterios de muchas personalidades que, aun estando equivocados, imponían sus criterios, amparados en una trayectoria o fama personal o familiar o de ralea, conquistadas de antemano. Eran las llamadas "autoridades" en los campos de la ciencia, las artes, la política, las leyes, y todas las esferas del saber y el quehacer humanos, incluyendo el poder, la religión, las técnicas militares y hasta las ciencias médicas. Y no sólo que impusieran sus criterios, sino, además, las riquezas y prebendas que obtenían haciéndolo, con un mínimo de esfuerzo y dedicación.

Criticamos esto, y hasta decimos que hoy día ya no se reconocen criterios "autorizados" si no están debidamente fundamentados y probados. En realidad, lo que hacemos es privar de esa autoridad a los más burdos, más débiles, o con menos recursos para disimular pretensiones, dándoles así, luz verde a las "vacas" más "sagradas".

Lo que hemos hecho realmente, es una "selección natural" en la que sobreviven y proliferan los más descomunalmente fuertes, con las más impresionantes facultades para realizar "mutaciones"; más veloces a veces estas mutaciones que los propios cambios del medio ambiente, a los que, por consiguiente, no sólo se adaptan de maravilla estos infundiantes "desafuéricos", sino que logran cambiar rápidamente y a su antojo y capricho al mismísimo medio ambiente, haciendo gala de un poder de adatapción tan impresionante, que somos los demás los que tenemos que adaptarnos a ellos realmente. Y es cierto, ya "casi" que no quedan "autoridades" intocables, pero... ¡Huy, las que van quedando...!

Se ha adueñado de nosotros los mortales, también una inexplicable y creciente tendencia a atacar a todo aquel que pretenda lograr algo sin el esfuerzo adecuado, el esfuerzo que, según nosotros mismos y analizado a priori, no ha sido suficiente, a juzgar por las pretensiones del impetrado.

Y, más que nada, atacamos a los fracasados, porque con el mismo ímpetu, aplaudimos y seguimos a aquellos que, sólo por suerte o "buena estrella" o simpatía, les cae el pan del cielo...

Pero, ¿ qué hago...?. No era por esto que había venido yo, y ya comienzo a ponerme demasiado sentencioso y serio, que... ¿ Que les decía?...

¡ Ah, sí...! Ya: que las cosas se complican incalculable y endemoniadamente, cuando cuelgas los sueños y las ilusiones para salir a buscar dinero.

Si en el camino de búsqueda del primer reto te encontraste con que había, asombrosamente, millones de cazadores de sueños como tú --más o menos declarados o convencidos--, ahora en éste verás a billones a por lo mismo, con mucha más experiencia, cualidades y resultados que tú que, por demás, estás ahí sin vocación y no eres del oficio.

Y, curiosamente, en ese camino te encuentras a un montón de gente que ya habías visto antes en el otro.

"...Pudiera ser que pudiera
si yo tuviera talento
y el lirismo necesario
para decir lo que siento...


...Pudiera ser que pudiera
ser demagogo de oficio
y reclamar para el pueblo
en mi propio beneficio...

...Pudiera ser que pudiera,
sería cuestión de intentarlo,
pero me duele en el alma
cuando me pongo a pensarlo...

...Pudiera ser que supiera
cómo mezclar la baraja,
para que nadie de todos
pueda jugar con ventaja...

...Pudiera ser que pudiera,
si yo tuviera talento
y también lo que hace falta
para decir lo que siento. "; 


nos decía en una canción suya, y acompañado por sus fabulosos músicos y arreglistas, otro de nuestros ídolos, Alberto Cortez. Derrochaba su talento, gracias al cual y quizá un poco de suerte y otros aderezos, PODÍA DARSE EL LUJO DE "JUGAR CON VENTAJA" y, a la vez, DENUNCIARLO ÉL MISMO...  

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